Autocuidado no es skincare: ¿Qué significa cuidarse de verdad?
Más allá de las cremas faciales, el autocuidado implica enfrentarse a lo incómodo, tener paciencia con los procesos y mirarse con honestidad.
En los últimos años, hemos visto cómo el concepto de "autocuidado" ha sido estrechamente ligado al mundo de la belleza y el skincare. Nos encontramos con imágenes de influenciadores aplicando mascarillas, usando cremas caras y promoviendo rutinas que parecen la clave para sentirse bien. Pero, ¿realmente cuidarse tiene que ver solo con productos de belleza?
Con el anuncio de Meta de que, en 2025, eliminarán los filtros de Instagram, surge la oportunidad de replantear cómo entendemos el autocuidado en el mundo digital. Al desaparecer los filtros que suavizan imperfecciones y crean una versión idealizada de la realidad, Instagram se encamina hacia una representación más auténtica de la vida cotidiana. Sin estos filtros, nos veremos frente a nuestras caras y cuerpos tal y como son, y esto podría abrir la puerta a una conversación más honesta sobre lo que significa realmente el autocuidado. En lugar de esconderse detrás de una imagen pulida, tendremos que confrontar nuestras inseguridades y repensar qué es lo que realmente necesitamos para sentirnos bien.
Cuando el autocuidado se convierte en skincare
Las marcas de belleza han aprovechado el boom del autocuidado para vender productos que prometen bienestar instantáneo. Con campañas que muestran a mujeres jóvenes y radiantes aplicando productos en entornos lujosos, el marketing ha hecho que autocuidado se convierta en sinónimo de skincare. ¿Cuántas veces hemos visto anuncios donde se sugiere que aplicarte una crema facial es la solución a un día estresante?
Esta estrategia es efectiva porque apela a la necesidad de gratificación instantánea. En lugar de enfrentar lo que realmente necesitamos —hacer una pausa, ir a terapia, o incluso hacernos un chequeo médico—, se nos vende la idea de que el autocuidado es algo rápido, fácil y que puedes comprar en un frasco.
La investigadora Sara Ahmed, en su libro The Promise of Happiness, explora cómo las industrias de belleza y bienestar han vinculado el bienestar emocional al consumo de productos. Ahmed señala que muchas campañas de marketing explotan la idea de que, al comprar productos de belleza o participar en rituales estéticos, las mujeres estarán "cuidándose" mejor. Esto ha llevado a una relación superficial entre las mujeres y el autocuidado, donde se promueve más el consumo que la reflexión o el bienestar interno.
Investigaciones recientes sugieren que esta estrategia de marketing ha sido increíblemente efectiva. Según datos de Mintel, el mercado global de productos de bienestar y belleza se ha disparado en los últimos años, con una expectativa de crecimiento de más del 6% anual. Los consumidores, en su mayoría mujeres jóvenes, tienden a asociar estas compras con un mayor control sobre su bienestar, aunque los estudios muestran que este tipo de autocuidado basado en productos tiene efectos limitados a largo plazo en la satisfacción emocional.
¿Te suena familiar algunas de estas situaciones?
Celebridades hablando de sus rutinas de skincare como su principal forma de autocuidado, dando la impresión de que usar productos de belleza es la clave para sentirse bien.
Marcas organizando sorteos o eventos en los que regalan productos de skincare bajo el lema de "día de autocuidado", reforzando la idea de que estos productos son fundamentales para el bienestar.
Influencers de lifestyle publicando su "día de autocuidado", que a menudo incluye un baño de burbujas, mascarillas y velas, ignorando otros aspectos más profundos del bienestar.
Según estudios sociológicos, es que la feminización del autocuidado no solo refuerza los estereotipos de género, sino que también mantiene una carga desigual de trabajo emocional entre hombres y mujeres. Según Arlie Hochschild, socióloga y autora de The Second Shift, las mujeres suelen asumir la mayor parte del trabajo emocional en sus hogares y relaciones, y el autocuidado es visto como una forma de compensar este esfuerzo. Sin embargo, en lugar de aliviar esa carga, muchas veces las mujeres terminan agotadas por la presión de mantener no solo su bienestar emocional, sino también cumplir con las expectativas de verse bien.
¿Qué es realmente el autocuidado?
El verdadero autocuidado va mucho más allá de las rutinas de belleza. Implica cuidar de tu bienestar físico, mental y emocional de manera integral. No siempre es glamoroso ni instantáneo, y a menudo requiere que hagamos cosas que no son tan fáciles o agradables.
La psicóloga Roxane Gay ha señalado cómo la cultura del bienestar en redes sociales puede ser superficial y engañosa. En su obra Hunger, Gay reflexiona sobre su relación con el autocuidado y el cuerpo, criticando cómo la sociedad y las redes nos empujan a creer que el autocuidado es solo una cuestión de apariencia. Según Gay, el verdadero autocuidado es "hacer el trabajo difícil de cuidar de tu salud mental y emocional, lo cual no es glamoroso ni se puede mostrar en una foto de Instagram".
Ir a terapia: El autocuidado emocional es fundamental, y muchas veces implica hablar con un profesional para entender y procesar nuestras emociones. Esto te ayuda a conocerte mejor, a manejar el estrés y a mejorar tus relaciones.
Hacer un chequeo médico regular: Cuidar de tu salud física no se trata solo de verte bien, sino de asegurarte de que todo en tu cuerpo esté funcionando como debe. Un chequeo médico puede detectar problemas antes de que se conviertan en algo grave.
Establecer límites saludables: Aprender a decir "no" cuando es necesario es una de las formas más poderosas de autocuidado. Esto te ayuda a proteger tu energía y priorizar lo que realmente importa en tu vida.
Tener paciencia con tus procesos: El autocuidado también es aprender a ser amable contigo mismo, especialmente cuando las cosas no salen como esperabas. Tener paciencia con los momentos difíciles es una parte clave del bienestar emocional.
El marketing nos ha vendido la idea de que el autocuidado es algo que hacemos de vez en cuando, como una recompensa por una semana estresante. Pero el autocuidado real es algo que se construye todos los días. A veces es incómodo, como enfrentar una emoción difícil o pasar por un proceso de sanación que toma tiempo. Otras veces es placentero, como dedicarte un momento de descanso o disfrutar de una actividad que te relaja. Pero siempre es auténtico.