Scrolling y disociación
Cómo el flujo continuo de contenido aceleró la sensación de disociación
¿Sabes que cuando nos desplazamos por las redes sociales sin parar y poner atención, estamos completamente desconectando nuestro cerebro? Y lo peor, sin darnos cuenta de lo que estamos consumiendo en el feed. También cuando estamos en una reunión y olvidamos cómo llegamos y qué íbamos a decir; o cuando buscamos una película en Netflix y unos minutos después simplemente preguntamos “¿Qué estaba buscando?".
Estos son signos de disociación, es decir, un proceso mental que representa la desconexión de nuestros pensamientos, recuerdos, sentimientos e incluso sentido de identidad. Puede manifestarse en diferentes momentos y formas, como en los ejemplos que hemos dado aquí.
WGSN (Worth Global Style Network) destacó recientemente que el desacoplamiento se ha mapeado como uno de los sentimientos clave para llegar al mercado masivo en 2025 y que esto traerá grandes desafíos para el mercado. Esto se debe a que el altísimo flujo de contenidos que experimentamos, el “desplazamiento infinito” de las redes sociales y plataformas y el exceso de información cada segundo, han ido intensificando este proceso mental.
La disociación de la que estamos hablando la percibí en mí, mientras leía el libro “La escalera de caracol” de la autora Bárbara Manzanero (recomendación). El libro tiene una excelente historia, capaz de capturar al lector de principio a fin; pero sin darme cuenta mis pensamientos acababan divagando y cuando percibía estaba pensando en los cursos que tenía que hacer, en los ejercicios de gym que estaban pendientes, y en cosas pendientes de mi día a día. Seguro que esto te ha pasado a ti también.
¿Más tiempo o menos tiempo?
Mucho decimos en el mundo del marketing que la capacidad de atención del consumidor es un indicador fundamental del “engagement” con las marcas.
¿Pero lo será?
Imagínate la situación, un joven desplazándose sin cesar por las redes sociales, un adulto desplazándose por las noticias en un momento sin foco, o cuando nos sentamos frente al televisor después del trabajo sin darnos cuenta de lo que estamos viendo.
¿Se están absorbiendo realmente los mensajes que se transmiten allí? Si es así, ¿cuánto?
¿Vale más una atención corta, pero en un momento donde nuestro cliente está presente, o dedicarnos profundamente a tener la atención indivisa de las personas por más y más tiempo?
Como marca, ya sea como producto o estrategia de comunicación, vale la pena detenerse y pensar dónde se encuentra en este contexto. ¿Tu marca es “solo” una más en medio de un cierto consumo de contenidos por parte de una audiencia con características de disociación? O tu marca ya empieza a entender y actuar para comunicar dentro de una estrategia más equilibrada de tiempo y atención.
Esta agenda ya es importante por ahora, pero lo será aún más para el futuro, pues como planteó WGSN, este tema debe seguir creciendo hasta el 2025, y cuando lo haga, será importante saber en qué contexto tu marca va a querer estar.
Haz una pausa
Creemos que no es necesario o que hay mil y una prioridades por delante. Pero la ruptura es lo que hace posible el equilibrio, la reposición, la reconexión con nosotros mismos, para que volvamos a nuestras rutinas de creación, trabajo y consumo de una forma más presente y activa.
Una vez leí en algún lugar que si la primera cosa que haces cuando te despiertas es coger el teléfono móvil, entonces esto significa que tienes una adicción, que perjudican al cerebro y tu capacidad de concentración. Eso me hizo preocuparme y cambié este hábito por abrazar a mi mujer en la cama y acariciar a mis gatas antes de levantarme.
Cuándo estaba en la universidad me dijeron que yo no oía a los demás, que siempre los interrumpía, que no era capaz de hacer preguntas y que esto era un signo de desinterés, combinado a una falta de atención crónica. Hoy es algo que observo con frecuencia y otras personas cuando me preguntan algo, no me dejan terminar de contestar y no vuelven al asunto después de cambiar de tema abruptamente.
Ya sea con nuestro negocio o en nuestra propia rutina, la disociación es un recordatorio de que debemos cuestionarnos sobre la forma en que consumimos, interactuamos, creamos experiencias y dialogamos con los demás. Es una llamada de atención sobre un exceso que muestra cada vez más sus efectos secundarios.