¿El amor está roto… o solo mal distribuido?
De los cuentos de hadas al burnout emocional: por qué muchas parejas heterosexuales viven infelices y cómo otros modelos de amor están enseñando nuevas formas de quererse.
La primera vez que escuché la expresión romance burnout —o agotamiento romántico— me sentí identificada. No por mi presente, sino por todo lo que veo y escucho a mi alrededor. Afortunadamente, yo encontré el amor y hoy estoy felizmente casada con una mujer que me apoya, me impulsa y comparte conmigo una relación basada en la igualdad y el respeto. Pero no puedo evitar mirar hacia atrás —y hacia los lados— y pensar: ¿por qué a tantas personas les resulta tan agotador amar?
En Brasil, por ejemplo, en 2022 se registraron 970 mil matrimonios… y 420 mil divorcios. Es decir, casi 1 de cada 2 parejas termina separándose. México tuvo un panorama parecido: 501,529 matrimonios y 163,587 divorcios, lo que significa que por cada 100 matrimonios, se produjeron más de 32 divorcios. En la República Dominicana, aunque la cifra es más baja, 47,027 matrimonios terminaron con 7,960 divorcios, un 16.9% aproximadamente.
En Europa, aunque las cifras varían, también revelan una tendencia significativa. En España, se registraron 76,685 divorcios en 2023, con una tasa de 1.59 por cada mil habitantes. En Finlandia, esta cifra alcanzó los 2.1 por mil, situándola entre los países con mayor tasa de divorcios en la Unión Europea.
Pero más allá de los números, lo que realmente me llama la atención es lo que estos datos reflejan: muchas parejas siguen juntas por inercia, otras se separan apenas después de casarse, y en medio de todo esto —las mujeres—son las que más terminan decepcionadas.
Sé que mi caso, no es lo común. Porque lo que veo a mi alrededor son muchas mujeres que siguen apostando por relaciones heterosexuales, que las desgastan, que no las reconocen y que ni siquiera les dan paz.
¿Y sabéis qué es lo más duro? Que muchas de ellas se quedan. Porque “es lo que hay”, porque “todos los hombres son así”, porque “mejor malo conocido...”. Porque todavía pesa esa idea de que el amor se construye con sacrificio, incluso cuando duele más de lo que sana.
Y aquí entra el "romance burnout", ese agotamiento emocional que nos deja sin ganas de amar, de conocer a alguien nuevo, de ilusionarnos otra vez. Las redes sociales, los estereotipos de amor romántico y el uso de aplicaciones como si el amor fuese un producto más para consumir no ayudan.
Pero también hay esperanza. Las parejas no heterosexuales, según diversos estudios, reportan niveles más altos de satisfacción emocional, comunicación y reparto equitativo de tareas. ¿Por qué? Porque muchas veces rompen con los roles tradicionales y crean nuevas formas de estar juntas, más libres y menos marcadas por el poder y el control.
Quizás el problema no es el amor en sí, sino cómo lo estamos aprendiendo, exigiendo y aguantando. Es hora de que nos preguntemos qué queremos de verdad. ¿Un vínculo donde podamos ser nosotras mismas, sin filtros ni máscaras? ¿Una relación basada en el respeto mutuo, la admiración y la libertad?
Como diría bell hooks: "El amor es un acto de voluntad, tanto una intención como una acción." Así que no te resignes. El amor no tiene por qué doler, ni agotarte. No te conformes con menos de lo que mereces. Y si tienes que hacer una pausa, hazla. Pero no pierdas la fe en que hay otras formas de amar… más suaves, más iguales, más nuestras.
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