El “Escalón de la Inferencia” en el cerebro con TDAH
Cómo la mente hiperactiva de quien padece TDAH tiende a trepar rápido por la Escalera de la Inferencia y qué hacer para bajar con seguridad.
Si tienes TDAH, seguro te suena familiar: recibes un feedback, tu mente salta inmediatamente a la peor conclusión y, ¡zas!, tomas una decisión en segundos que luego lamentas. Pues bien, ese salto es precisamente lo que explica la Escalera de la Inferencia, el modelo de Chris Argyris que describe cómo recogemos datos, les damos significado y acabamos actuando sin apenas darnos cuenta.
En personas como yo, con TDAH, cada peldaño de esa escalera se convierte en un tobogán: la impulsividad y la hiperfocalización empujan a subir sin pausa, multiplicando las posibilidades de error. De hecho, Argyris calculó que casi el 40 % de nuestras decisiones nacen de subidas aceleradas e inconscientes por esa escalera, y en el TDAH ese porcentaje puede ser aún mayor.
¿Cómo funciona la Escalera de la Inferencia?
Imagina estos cinco peldaños:
Hechos observados (datos puros).
Selección de datos (lo que llamamos “me fijo en esto y no en aquello”).
Interpretación (¿qué significa para mí?).
Suposiciones y conclusiones (ya tengo mi historia).
Acción (decido y actúo sobre esa historia).
En el TDAH, la atención dispersa hace que el primer peldaño recoja demasiados estímulos. Al mismo tiempo, la inhibición deficitaria acelera el paso del segundo al quinto escalón, sin apenas filtro.
Ejemplos del día a día
En el trabajo:
Hecho: tu jefe te pide revisar un informe.
Selección rápida: recuerdas la última crítica que te hizo.
Interpretación: “¿Me está diciendo que lo hice mal?”
Suposición: “Quiere despedirme”.
Acción: envías un email pidiendo disculpas y justificándote, antes de confirmar si había un problema real.
En la pareja:
Hecho: tu pareja no responde un mensaje en una hora.
Selección: recuerdas una discusión reciente.
Interpretación: “Está enfadada(o) conmigo”.
Suposición: “Seguramente va a romper”.
Acción: llamas, insistes y desencadenas una crisis que no existía.
Rasgos del TDAH que disparan la escalada
Impulsividad: actuamos antes de pensar.
Hiperfocalización: nos quedamos atrapados en detalles negativos.
Baja tolerancia a la frustración: cualquier demora es una urgencia extrema.
Olvidos y desorganización: reforzamos la sensación de “lo estoy haciendo mal”.
Estrategias para bajar con seguridad
Pausa obligatoria: antes de responder o actuar, cuenta mentalmente hasta diez (o respira hondo tres veces).
Recolección consciente de datos: anota lo que ves sin juicios. ¿Realmente ocurrió lo que interpretaste?
Contrasta tus suposiciones: pregunta de forma abierta (“¿Cómo lo ves tú?”) para comprobar si coincide tu historia con la de los demás.
Reevalúa conclusiones: invita a un “plan B” de posibles explicaciones (estrategia de productividad design thinking).
Decide con calma: solo tras este proceso toma la acción más adecuada.
Cuando aprendemos a conocer nuestro “subir y bajar” mental, las decisiones dejan de ser terreno minado.
Ganamos en las relaciones personales, con menos reproches y más diálogo. En el entorno laboral, con proyectos más sólidos y menos urgencias ficticias y mucho en la autoconfianza, al entender que no somos víctimas de un defecto, sino de un mecanismo que podemos dominar.
Subir la Escalera de la Inferencia con TDAH ya no es un “caer en la trampa” automático, sino una oportunidad de liderar tu mente con conciencia.
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