El significado del matrimonio a través de las décadas
El matrimonio es una institución social que ha existido en todas las culturas humanas a lo largo de la historia. Sin embargo, el significado del matrimonio ha variado significativamente según las épocas y las culturas. En algunas sociedades ha sido una herramienta para la opresión femenina, mientras que en otras ha sido una forma de unir familias y fortalecer lazos sociales. En las últimas décadas, el matrimonio también se ha convertido en un tema de debate para los derechos LGBTQIA+ (pero esto es un tema para otro boletín).
El matrimonio según las diferentes culturas y épocas
En muchas culturas tradicionales, el matrimonio se ha utilizado para controlar la vida de las mujeres que eran consideradas propiedad de sus maridos y tenían pocas opciones en cuanto a su vida personal y profesional. En otros casos, se utilizaba para unir a dos familias y consolidar su poder y riqueza. En estas culturas, la boda era una transacción en la que las mujeres eran tratadas como moneda de cambio.
En el artículo de Fernanda Cristina Gomes de Carvalho y Maria Lucia de Souza Campos Paiva de la Universidad Presbiteriana Mackenzie, vemos la progresión cultural según las diferentes épocas. Como en la Edad Media, donde el matrimonio era visto como un sacramento por la iglesia, y la relación de pareja estaba sellada por Dios. El adulterio se consideraba pecado y la sexualidad de la pareja se orientaba hacia la procreación. La familia era vista como una unidad bendecida por Dios, y el esposo ejercía autoridad sobre su esposa e hijos, mientras que la esposa se ocupaba de las tareas del hogar.
Durante el Renacimiento y la Edad Moderna se produjeron cambios en la relación marital y en la forma de respetar las imposiciones de la Iglesia sobre las prácticas sexuales. A partir del siglo XVIII surge un nuevo modelo de matrimonio, donde se prioriza el amor y se acepta más la práctica sexual entre la pareja.
Con la Revolución Industrial y la inclusión de la mujer en el mercado laboral, se produjo un estrechamiento de los lazos afectivos en la familia. El matrimonio comenzó a incluir el tema de la elección, involucrando el amor y la satisfacción mutua, y ya no la obligación. En el siglo XX, la sexualidad pasó a ser entendida bajo una nueva luz, y la relación marital se convirtió en una elección, que podía ser discutida, modificada y libre de otras influencias.
Actualmente, el matrimonio es visto como la unión entre dos personas que se aman y quieren construir una vida juntos, sin importar el género ni la orientación sexual. La lucha por los derechos LGBTQIA+ permitió que el matrimonio fuera visto como un derecho de todos, no solo de las parejas heterosexuales. Sin embargo, en algunas culturas, todavía se considera una obligación social o religiosa, y la libertad de elección puede verse limitada por cuestiones culturales o de género.
La independización de la mujer
La mujer, en su historia, desempeñó un papel sumiso y no cuestionador (o al menos era lo qie se les exigia); fue apartir del movimiento feminista y de las distintas configuraciones de la sociedad que fue iniciado un proceso de cambio. Luego del impacto de este movimiento social, que se dio principalmente en las relaciones familiares y matrimoniales, la mujer comenzó a independizarse naturalmente. Poco a poco, ingresó al mercado laboral y conquistó un poder argumentativo ante los hombres. Las mujeres de hoy no solo tiene el rol de madre y esposa, tiene otras realizaciones personales, ha llegado a un universo amplio y tiene un abanico de posibilidades y actividades.
Teniendo en cuenta el contexto histórico, estos cambios son recientes. Fueron siglos de sumisión por unas décadas de cambio y mayor “libertad”. De hecho, hoy son más independientes, aunque todavía sufren machismo y misoginia.
Sabemos que la identidad femenina se construye por herencia familiar y social, pero aún es necesario que la sociedad avance hacia una mayor aproximación entre las representaciones sociales y psíquicas del papel de la mujer.
Lo que antes era un arma patriarcal para oprimir y negociar, hoy por la libertad y otras formas de vivir instituidas, han surgido nuevas formas de relacionarnos y como mujeres asumimos un rol significativo dentro de este contexto.
Recomendación
La indicación que os dejo es “Bolsa de Valores” (The Exchange), una serie dirigida por Jasem Al-Muhanna y Karim Elshenawy y protagonizada por Rawan Mahdi y Mona Hussain. Ambientada en Kuwait en 1988, dos mujeres se abren camino en el club masculino de la Bolsa de Kuwait, en vísperas de la invasión del país por Sadam Husein.
La trama, basada en hechos reales, puede traer al espectador una reflexión sobre hasta dónde han avanzado las mujeres para conquistar su espacio en la bolsa de valores. Al comparar la realidad de la serie con la actualidad, la diferencia es enorme. Sin embargo, todavía hay espacio para más cambios hasta que se logre la igualdad de género en el mercado financiero y también, por supuesto, en relación al matrimonio.
Datos curiosos
Según datos de Teva Index, más del 56% de las empresas que cotizan en la bolsa de valores brasileña no tienen mujeres en puestos directivos, en el consejo fiscal o en el comité de gestión. Además, el 30% de las empresas no tienen ninguna mujer en el directorio.
En España la presencia de mujeres en los consejos de administración de las empresas que cotizan en bolsa aumentó en más de un 3% durante el año 2021, hasta situarse en el 29,26% del total, según ha informado la Comisión Nacional del Mercado de Valores
(CNMV). Esta cifra acerca a las compañías al objetivo marcado en 2015 del 30% en el anterior Código de Buen Gobierno.
Tabla del CNMV en base a los informes publicados por las compañías Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)
Si cree que ese número es demasiado, compárelo con el número de hombres en puestos directivos.
Es reír, para no llorar.