Es hora de hablaros de la maternidad compulsiva (Parte I)
Es momento de adentrarnos en un tema que está generando un gran impacto en China y que tiene eco en todo el mundo.
El cambio de las políticas gubernamentales en relación con la maternidad compulsiva está generando discusiones apasionantes y desafiantes. Desde la flexibilización de la política del hijo único en China, se esperaba un aumento significativo en los nacimientos. Sin embargo, los datos más recientes muestran una tendencia diferente: una disminución significativa en la tasa de natalidad en el país, llevando a una caída del 40% en los nacimientos en los últimos cinco años.
La consecuencia directa es la proyección de una población china reducida a la mitad para finales de este siglo. Esta disminución poblacional se suma a un rápido envejecimiento, con más del 40% de la población, superando los 65 años en el año 2100.
Las Mujeres en el Foco de las Políticas Gubernamentales
En este escenario, el gobierno chino ha señalado a las mujeres como el punto clave para revertir esta tendencia. Desde llamadas individuales hasta conferencias masivas, se está presionando a las mujeres para que abracen la maternidad y la cultura de la procreación.
Sin embargo, esta presión ha generado un impacto inverso. Cada vez más mujeres chinas defienden su derecho a decidir sobre su vida y su cuerpo, eligiendo no tener hijos para priorizar otros aspectos como el ahorro y el disfrute personal.
Bloqueo y Resistencia
La resistencia a esta presión gubernamental ha sido tan significativa que las autoridades han tomado medidas extremas, bloqueando cuentas de activistas feministas y restringiendo el activismo en este ámbito.
El tema es complejo y nos lleva a cuestionar los derechos individuales y las políticas de gobierno en torno a la reproducción y el control poblacional.
¿Qué implica todo esto?
Nos invita a reflexionar sobre el papel de las mujeres en la sociedad y la libertad de elección sobre la maternidad. Es un tema que trasciende las fronteras de China y plantea cuestiones universales sobre la autonomía de las mujeres y el rol del gobierno en las decisiones personales.
Responde honestamente: ¿siempre has soñado con ser madre?
¿Puedes decir con certeza que esta idea, deseo o incluso necesidad fue siempre algo visceral, una idealización tuya, que creció contigo, sin ninguna influencia externa que la formara?
¿Puedes separar, en tu imaginación sobre la maternidad, cuál es tu construcción y qué es la socialización, la presión social, la necesidad de adaptación?
Difícil, ¿no?
La idea de que estamos completas solo si damos a luz, que la maternidad es sagrada, que las mujeres son las mejores cuidadoras, que los bebés son criaturas angelicales, entre otras, es algo tan arraigado que difícilmente podemos separar cuáles son nuestros legítimos deseos con relación a la maternidad.
Difícilmente podemos separar lo que es una proyección externa sobre cómo deberíamos sentirnos de lo que realmente sentimos. Y este fenómeno social, que nos pasa absolutamente a todo el mundo, tiene un nombre y una función: el nombre es maternidad compulsiva y la función es mantenernos rehenes como eternas incubadoras, siempre culpables cuando queremos tomar el control de nuestra función reproductiva. Siempre culpables si negamos el rol de ser madre o si nos atrevemos a decidir cuándo queremos que se produzca.
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