La única guerra que nunca podrás ganar: la familiar
Existe un tipo único de dolor que solo puede surgir de padres tóxicos, alguien destinado a proporcionar amor. Es como estar fracturado desde el interior hacia afuera.
Entendemos bastante bien cómo se siente el respeto. ¿Qué hacemos cuando respetamos a alguien? Prestamos atención a esa persona. Podríamos seguir su guía o al menos tomar en consideración su punto de vista. Principalmente, no desestimamos ni menospreciamos a la persona que respetamos. Tampoco la golpeamos, ni le gritamos.
¿Hacemos?
¿No es sorprendente cuántas de estas cosas practican con los hij@s. Por eso necesitamos repensar el concepto de respeto para comprender lo que significa tener una relación tóxica con uno de los padres, es esencial saber qué significa ese término en la relación.
En pocas palabras, una relación tóxica es aquella en la que se pone en peligro su bienestar mental, psicológico o físico. Las relaciones tóxicas pueden surgir de la buena voluntad, como cuando uno de los padres se involucra demasiado en las complejidades de su vida personal porque no quiere que suceda nada malo.
Dicho esto, puede fácilmente convertirse en una relación que carezca de límites personales. Esta clase de relaciones también pueden surgir de la falta de comunicación u ocurrir cuando todos los medios de comunicación son principalmente críticas.
Reconocer las conductas controladoras de los padres e informarse puede brindarte alivio y empoderarte para realizar cambios. Aceptar que no puedes hacer que ellos cambien. Pero, puedes controlar tus reacciones, límites y relación con ellos, es esencial para cultivar una buena salud mental.
Un estudio señaló que los padres que son tóxicos para sus hijos sufren ellos mismos de depresión, lo que demuestra lo importante que es abordar la propia salud mental. Si se pregunta si tú o alguien que conoce experimentó una relación tóxica parental, pregúntese si ha presenciado o experimentado estas cosas:
Culpar
Para una persona abusiva, establecer límites puede ser una bofetada. Acuérdate de que nadie puede hacerte sentirse culpable por ser una persona adulta con sus propias necesidades y elecciones.
Los padres tóxicos suelen culpar a sus hij"@s de sus propios problemas. Por ejemplo, si un padre está constantemente molesto por una casa sucia, es probable que los culpe por el desorden, incluso si su hij@ no participó en crearlo.
Falta de empatía o comprensión
Los padres tóxicos normalmente no se esfuerzan por comprender a sus hij@s y sus luchas. Además de siempre, antepón las necesidades de ellos, ácima de las dos otros.
Hay diversos estudios que demuestran que una persona cuyas necesidades emocionales no fueron satisfechas en la infancia, aprenderá formas manipuladoras de afrontarlas.
Explotación
Los padres tóxicos esperan mucho de sus hijo@s, pero no les dan mucho a cambio. Un ejemplo podría ser que esperen que sus hij@s pasen por alto su propio comportamiento negativo y se nieguen a hacer lo mismo por ellos. Tampoco pueden oír un NO a sus peticiones sin importar cuáles sean.
Negatividad
Los padres tóxicos no solo son negativos con respecto al ámbito familiar, sino que a menudo son negativos con respecto al estado del mundo. Por lo general, les expresarán esto a sus hij@s, tratándolos como a su terapeuta con respecto a varias cosas que uno no puede controlar o comprender. Si te afecta continuamente, puede que sea el momento de considerar limitar la cantidad de comunicación que permites.
Si bien es posible que comprenda que estas relaciones son difíciles de manejar, pueden tener graves repercusiones, incluido un posible daño al cerebro. El Dr. Richard A. Friedman, profesor de psiquiatría en el Weill Cornell Medical College, señaló en un ensayo que la exposición prolongada al estrés y al trauma en realidad podría dañar el cerebro al matar las células del hipocampo.
Aprender a lidiar con padres controladores requiere tiempo, paciencia y constancia. Es posible realizar cambios saludables para su bienestar emocional, estableciendo expectativas realistas y empleando estrategias. La psicóloga del Instituto Acolher, nos recomienda algunas:
Reconocer y aceptar el problema: Reconocer las conductas controladoras de los padres e informarse sobre los padres demasiado involucrados puede brindarle alivio y empoderarlo para realizar cambios. Acepta que no puedes hacer que tus padres cambien. Sin embargo, puedes controlar tus reacciones, límites y relación con ellos.
Establecer límites: Establecer límites con los padres es saludable, especialmente con madres y padres autoritarios. Hacerlo ofrece una oportunidad para reforzar que no tolerará ciertos comportamientos por su bienestar emocional. Una parte crucial del establecimiento de límites es cumplir con las consecuencias si se viola uno.
Crea un espacio para procesar tus emociones: Tomarse un descanso o crear un espacio frente a los padres controladores es una habilidad de afrontamiento saludable. Esto podría incluir salir a caminar, limitar las visitas o llamadas telefónicas o mudarse a su propia casa. Tómate el tiempo para procesar tus emociones y reflexionar sobre tus deseos y límites sin la interferencia de tus padres.
Elige tus batallas: Enfrentar y defender cada ofensa puede resultar agotador. Encuentre un equilibrio entre cuándo abordar los problemas y cuándo dejarlos pasar. Esto no significa que tengas que estar de acuerdo con tus padres controladores. Más bien, puede ser una forma de autoconservación.
Utilice habilidades de comunicación saludables: El uso de declaraciones en primera persona difumina las respuestas defensivas y permite que tus padres escuchen. En lugar de decir: “Me hiciste sentir así”, intenta decir: “Me sentí así cuando…”. Además, establece límites en la comunicación con tus padres, como no gritar, insultar ni mencionar eventos pasados.
Limitar las divulgaciones: No existe la obligación de compartir cada detalle de tu vida con tus padres. Está bien limitar lo que usted revela para evitar consejos no solicitados, reprimendas sobre sus elecciones o comentarios negativos. Esto proporcionará el nivel deseado de privacidad mientras se mantiene la relación.
Conozca sus límites: De manera similar a establecer límites, concéntrate en ser consciente de cuándo has soportado lo suficiente y en tener lista una estrategia de salida. Darse permiso para irse o alejarse ayuda a reforzar que sus sentimientos y su autoestima son importantes.
Recordemos siempre que, a pesar de las cicatrices del pasado, cada individuo tiene el poder de redefinir su propio camino y construir relaciones más saludables en el presente y el futuro.