Más allá del amor: elecciones, libertad y pequeños encantos
Te invito a apreciar las características únicas de la persona amada, así como los deseos y las pasiones que nos unen y nos traen alegría.
Además de simplemente ser pareja, cuando amamos a alguien, estamos eligiendo amar lo que realmente queremos, es la visión que queremos adoptar con relación al mundo. El idioma que preferimos usar. Los valores que queremos sentir que pulsan en la vida. Así es como queremos pasar las tardes de domingo. La persona que amamos refleja un poco del estilo de vida que deseamos.
Las primeras veces que soñé con el amor, las historias románticas parecían demasiado idealizadas. El matrimonio fue presentado como el punto final del viaje amoroso. "Forever" fue más una conclusión que un comienzo, sofocando descubrimientos, transformaciones, misterio y esperanza.
Me encontré creyendo que necesitaba ser elegida, que mi valor dependía de la aprobación externa. Me di cuenta de que el hecho de que las mujeres puedan elegir a quién amar es relativamente reciente. Pero ¿realmente nos sentimos libres de tomar esta decisión? ¿O todavía nos sometemos a las convenciones que han sido etiquetadas como amor?
Lo que aprendí leyendo y viviendo es que podemos amar por elección. Podemos buscar un encuentro que no se limite a una sola persona, sino que abarque la forma en que queremos ver (y experimentar) el mundo. Podemos descubrirnos y liberarnos a través del amor. Distanciarnos de expectativas, normas y estándares preestablecidos.
Yo elegí amar las peculiaridades de mi amor. Ya sea tu preferencia por jugar juegos de historias en PlayStation, o tu adicción a las pipas de girasol y al queso de cabra. Valoro tu mirada atenta a los demás, tu observación de que aunque la humanidad está casi perdida, hay algo que “casi” vale la pena salvar. Y me encanta que ella aprecie el hecho de que mi principal lenguaje del amor, es dejar listo el desayuno todas las mañanas. Son en estos pequeños momentos que sentimos que tocamos la esencia de la vida.
Podemos amar un amor que no necesariamente será eterno, pero que siempre tendrá la vibración de un nuevo comienzo. Alguien que simplemente tiene el hábito de las cosas que nos deleitan y los deseos que nos hacen sonreír.