¿Será tu burbuja social, te está impidiendo de evolucionar?
La ciencia ha demostrado que las personas tienen una tendencia natural a interactuar y relacionarse con aquellas que comparten su misma forma de pensar y valores. Este fenómeno se conoce como homofilia, y es una especie de sesgo de afinidad que nos lleva a sentirnos más cómodos y a gusto con personas que compartan nuestros intereses, cultura, religión o ideología política.
Si bien la homofilia puede ser una forma natural de establecer relaciones y construir redes de apoyo, también puede tener algunas desventajas. Puede limitar la diversidad de perspectivas y experiencias a las que una persona está expuesta. Al interactuar solo con aquellos que tienen características similares, una persona puede tener menos oportunidades de escuchar puntos de vista diferentes o aprender sobre diferentes formas de vida. Lo puede llevar a la formación de burbujas sociales, donde se aíslan y solo interactúan con aquellos que piensan de manera similar.
Un estudio de 2017 publicado en la revista Nature Human Behavior encontró que las personas tienden a interactuar más con aquellos que tienen características similares a ellos, incluyendo la orientación sexual. Los investigadores analizaron los datos de una red social en línea y encontraron que las personas eran más propensas a interactuar con aquellos que tenían gustos y preferencias similares, y que la orientación sexual era una de las características que influían en la interacción social.
Y no es solo en el contexto social que esto ocurre, hay estudios sobre el contexto de las organizaciones y lugares de trabajo. Por ejemplo, un estudio de 2016 publicado en la revista Management Science encontró que las empresas con empleados homogéneos en términos de género y etnia tenían menor innovación y menor desempeño financiero que las empresas con una mayor diversidad.
¿Todavía tienes dudas?
En concreto, el informe ‘Diversity wins’ revela que aquellas compañías que se encuentran en la parte más alta del ranking en cuanto a diversidad de género en su equipo ejecutivo en 2019 tienen un 25% más de posibilidades de tener una rentabilidad superior respecto a las que presentan niveles más bajos. En el segundo estudio de la consultora, en 2017, esa cifra fue de un 21%; en el primero de los informes, en 2014, de un 15%. Y este aumento del 10% en cinco años no es todo. Esa representación también influye en el rendimiento.
En concreto, las empresas con más de un tercio de mujeres ejecutivas tienen más opciones de superar aquellas que no llegan a esa representación. Esa diferencia en cuanto al rendimiento entre las primeras y las últimas puede llegar a ser de un 48%.
Pero, volvamos a las burbujas…
Estar en una burbuja no es solamente interactuar con la gente que tiene las mismas ideas que tú, es sobre saber conectarse.
¿Será que mismo conociendo a diferentes tipos de personas, tu nivel de conexión con ellas todavía es raso?
¿Será tú sabes conectarte?
Se puede decir que la conexión es una habilidad humana que todos tenemos, solo mira cómo los niños hacen amigos, conectan a su alrededor con autenticidad. Cuando crecemos llegan las reglas sociales, las creencias sobre quiénes somos o deberíamos ser, cómo nos tenemos que comportar, lo que acaba por hacer un poco más artificiales las conexiones.
Conectarse requiere interés genuino en conocer u otro y más allá, saber poner tu parte. Cualquier relación requiere reciprocidad. Es sobre ver a la otra persona y dejarte ver por ella.
¿Pero, y si no logro tener conversaciones con alguien que no me escucha y opina muy distinto a mí?
En primer lugar, reflexionemos sobre esta frase que leí en un boletín que recibí.
“Las personas que cobran a los demás, ya sea atención, reciprocidad o favores, y se sienten agraviados, por lo tanto que hicieron sin recibir retorno, fueron personas que hicieron por el otro más de lo que querían, traspasando sus propios límites, por lo que ahora espera que los demás también lo hagan. Más allá de sus límites para ella”.
Es importante abordar los temas y sociabilizar con personas que tienen ideas muy radicales de manera respetuosa y tolerante. Algunas tácticas psicológicas que pueden ayudar:
Escuchar activamente: escuchar atentamente y tratar de entender la perspectiva de la otra persona sin interrumpir puede ayudar a crear un ambiente de respeto y empatía.
Hacer preguntas: hacer preguntas abiertas y no acusatorias puede ayudar a la otra persona a reflexionar sobre sus creencias y cuestionar su propia perspectiva.
Encontrar puntos en común: encontrar algo en común con la otra persona, incluso si es algo pequeño, puede ayudar a establecer un terreno común y reducir la tensión en la conversación.
Mostrar respeto: incluso si no estás de acuerdo con la perspectiva de la otra persona, es importante mostrar respeto y tratar de evitar atacar personalmente a la otra persona.
Mantener la calma: mantener la calma y evitar reaccionar emocionalmente puede ayudar a mantener una conversación productiva y respetuosa.
Es importante recordar que practicar la tolerancia y la empatía no significa que debemos aceptar o estar de acuerdo con las ideas radicales de la otra persona. Sin embargo, al interactuar de manera respetuosa y tolerante, podemos construir puentes en lugar de barreras y crear un ambiente más compasivo y comprensivo.
Lecturas útiles:
Comunicación no violenta: abreviada como CNV, (también llamada comunicación compasiva o comunicación colaborativa) es un proceso de comunicación desarrollado por Marshall Rosenberg a inicios de los años sesenta. Se enfoca en tres aspectos: auto empatía (definida como una profunda y compasiva percepción de la propia experiencia interior), empatía (entender y compartir una emoción expresada por otro) y auto expresión honesta (definida como expresarse auténticamente de una forma que haga más probable que surja la compasión de los demás).
La comunicación no violenta entre teoría y práctica. Una revisión sistemática: Desde las Ciencias de la Educación, diez ensayos y estudios empíricos consideraron la CNV como paradigma útil para crear comunidades educativas inclusivas y fomentar la integración, colaboración y empatía, en base al desarrollo de competencias intra e interpersonales.