¿Por qué importa al mundo quién sea el próximo Papa?
La elección del próximo líder católico es mucho más política de lo que parece — y afecta al mundo entero, incluso si no crees en nada.
No soy católica. Ni practicante, ni devota. Pero Francisco me caía bien.
Fue el primer Papa que me hizo pensar: "quizás no todo está perdido". Fue el primero en hablar con humanidad sobre temas como la homosexualidad, los pobres, los migrantes. Llegó a decir “¿quién soy yo para juzgar?”, cuando le preguntaron por los gays. En un mundo donde el juicio parece deporte olímpico, eso fue un alivio.
Esta semana, el mundo despertó un poco más silencioso. Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, falleció a los 88 años tras un derrame cerebral. Será enterrado en la Basílica de Santa Maria Maggiore, rompiendo una tradición que duraba más de un siglo.
Pero el silencio durará poco.
Porque ahora llega el momento de una de las decisiones más políticas del planeta: la elección del nuevo Papa.
¿Cómo se elige un Papa?
Cuando un Papa muere, el trono de Pedro queda vacante. No hay “vicepapa”. En su lugar, se activa el llamado Sede Vacante —un período en el que el gobierno del Vaticano queda en pausa, hasta que un nuevo líder sea elegido en el Conclave.
Una línea del tiempo política del papado (sí, política)
Porque sí, la elección de un Papa nunca ha sido solo espiritual. Es profundamente política.
¿Por qué importa al mundo quién sea el próximo Papa?
La Iglesia Católica tiene más de 1.300 millones de fieles. Pero incluso si no te identificas como creyente, el Vaticano tiene influencia geopolítica real:
Política internacional: El Papa puede mediar conflictos, como lo hizo Francisco en Cuba o con Ucrania.
Derechos humanos: Su posicionamiento puede frenar o acelerar avances en temas de género, aborto, comunidad LGBTQIA+.
Impacto en países del Sur Global: África, América Latina y Asia concentran hoy la mayor parte del crecimiento del catolicismo.
Agenda ambiental: Francisco fue el primer Papa en hablar del cambio climático como una urgencia ética (Laudato Si).
Cultura y medios: Su figura es una brújula moral para millones, y eso también configura narrativas públicas.
¿Qué Iglesia queremos ver en el siglo XXI?
No hace falta tener fe para entender que la elección de un nuevo Papa es una de las decisiones más simbólicas del planeta.
¿Será otro conservador que bloquee debates urgentes?
¿O alguien que, como Francisco, se atreva a hablar de cosas incómodas, abrazar a los que el dogma solía rechazar, y levantar la voz por los que no tienen voz?
Quizás no podamos votar para elegir el nuevo Papa. Pero sí podemos observar, analizar y opinar. Porque cuando el poder religioso y político se mezcla, no hay neutralidad posible.