¿Un emoji vale más que mil palabras?
Cómo una tabla de símbolos puede revelar más de lo que imaginas sobre la adolescencia no digital.
Después de terminar Adolescencia, esa serie que ha dado tanto de qué hablar, lo primero que hice fue compartir mis impresiones aquí: La adicción silenciosa que estamos normalizando. Luego, me sumergí en el inquietante mundo de los incels y su odio disfrazado de soledad en este otro artículo: Incels, el odio disfrazado de soledad. Pero sentía que algo me faltaba. Una última pieza. Un último código por descifrar. Y entonces, apareció la tabla.
La famosa tabla de emojis publicada por las autoridades británicas y difundida por escuelas y medios, no es ninguna tontería: detrás de esos símbolos que para nosotros podrían significar “OK” o “qué mono”, se esconde un universo paralelo de significados perturbadores.
Cuando traduje la tabla originalmente en inglés, lo hice como quien intenta resolver un misterio moderno. Y al hacerlo, no pude evitar pensar en cómo ha cambiado el lenguaje que usamos para comunicarnos. Lo que en mi adolescencia era solo una carita sonriente o un guiño, hoy puede ser un símbolo de misoginia, drogas, violencia o desesperanza.
Por ejemplo, ¿sabías que el emoji de la píldora roja (💊) ahora es una señal para los incels? ¿O que el emoji de fantasma (👻) puede significar odio a las mujeres? El gesto de OK (👌), que muchos usábamos sin pensar, ha sido secuestrado por algunos grupos como símbolo de supremacismo blanco. El emoji de erizo (🦔), de forma totalmente insólita, se ha relacionado con ideologías neonazis. Y eso no es todo: el caballo (🐴) representa ketamina; las tijeras (✂️), autolesiones. La tabla es extensa y perturbadora.
Muchos de estos códigos tienen su origen en subculturas digitales como la manosfera, espacios donde circulan discursos extremistas y profundamente misóginos. Estos foros, redes y canales están diseñados para captar adolescentes confundidos, solos, llenos de preguntas que no encuentran eco en casa ni en la escuela. Y allí, encuentran respuestas… peligrosas.
No es casualidad que estos símbolos aparezcan en Adolescencia. La serie los presenta como una forma de comunicación secreta entre jóvenes. Y aunque la historia sea ficción, los códigos son muy reales. Esta forma de hablar sin hablar —de esconder mensajes a plena vista— es parte de una evolución del lenguaje digital que ocurre en tiempo real y que nos exige estar actualizados.
Lo inquietante es que muchas veces los adultos ni siquiera saben que hay algo que necesitan descifrar. La tabla de emojis es un ejemplo de cómo los códigos están por todas partes, y como dijo un portavoz escolar británico: “No siempre son tan inocentes como parecen”.
¿Qué podemos hacer?
Mantente alerta: no con paranoia, pero sí con conciencia. La información es poder.
Escucha sin juzgar: si tu hijo o hija menciona un emoji o término extraño, pregúntale con curiosidad, no con censura.
Actualízate: el lenguaje cambia, los códigos también. Hoy es un emoji, mañana puede ser una canción o un gesto.
Y sobre todo, no olvides que lo que para nosotros puede parecer un simple dibujo, para alguien más puede ser una llamada de auxilio camuflada.
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