La “Cultura Woke”: ¿Por qué deberíamos repensar su uso?
De un llamado a la conciencia social a una herramienta de deslegitimación.
En los últimos años, el término "Cultura Woke" ha ganado protagonismo en debates políticos, medios de comunicación y redes sociales. Para algunos, representa una mayor conciencia sobre las desigualdades sociales y la defensa de derechos civiles; para otros, se ha convertido en un símbolo de censura, excesos del activismo y corrección política llevada al extremo.
Pero, ¿de dónde viene realmente este concepto? ¿Y por qué su uso está siendo problematizado?
En un análisis detallado en LinkedIn, Lê Kissu (ver publicación) nos recuerda que este término tiene raíces profundas en la historia de la resistencia y la lucha por la equidad, pero su significado ha sido tergiversado con el tiempo.
“Stay Woke” y la conciencia social
El concepto de "woke" surge del movimiento negro en los Estados Unidos en el siglo XX. La expresión "stay woke" (mantente despierto) comenzó a utilizarse en la década de 1930 como un llamado a estar alerta frente a las injusticias raciales y la violencia sistémica.
El término cobró una nueva relevancia con el movimiento Black Lives Matter (BLM), especialmente después de la brutalidad policial que resultó en el asesinato de George Floyd en 2020. Desde entonces, "woke" dejó de referirse exclusivamente a la lucha racial y se expandió a otras causas sociales como:
✅ Derechos LGBTQIA+
✅ Feminismo y equidad de género
✅ Justicia climática
✅ Accesibilidad e inclusión social
Lo que originalmente significaba "ser consciente y estar alerta frente a las desigualdades" pasó a englobar todo un conjunto de valores progresistas dentro del activismo contemporáneo.
Conforme el término se popularizó, comenzó a ser utilizado por grupos conservadores y reaccionarios para ridiculizar cualquier movimiento social que cuestionara el status quo.
Hoy en día, "woke" es usado de manera peyorativa para referirse a:
❌ Excesos del activismo → Señalar cualquier demanda por derechos como exagerada o innecesaria.
❌ Censura y cultura de la cancelación → Vincular la defensa de minorías con la supuesta restricción de la "libertad de expresión".
❌ "Victimización" de grupos históricamente oprimidos → Restarle importancia a debates legítimos, tachándolos de "mimimi" o sensibilidad exagerada.
El problema no es solo semántico. Cuando un término originalmente positivo se vacía y se convierte en un arma política, las luchas sociales pierden legitimidad.
El perfil @malvestida lo explica de manera genial:









El peligro de la resemantización
Históricamente, palabras y conceptos han sido manipulados para debilitar movimientos sociales. Ejemplos de ello incluyen:
🔹 "Feminazi" → Un término que desvirtúa el feminismo al compararlo con el nazismo.
🔹 "Dictadura de lo políticamente correcto" → Una forma de ridiculizar la demanda de respeto por la diversidad.
🔹 "Ideología de género" → Usado para desacreditar políticas de equidad.
La "cultura woke" se ha sumado a esta lista de términos utilizados para deslegitimar causas sociales importantes.
¿Es posible resignificar "woke"?
Los movimientos sociales han logrado, en otros momentos de la historia, recuperar términos desvirtuados y darles un nuevo significado positivo. Palabras como "negro" o "queer", que en su momento fueron insultos, han sido reapropiadas con orgullo por las comunidades afrodescendientes y LGBTQIA+.
Algunos puntos para tener en cuenta:
1️⃣ Usar el lenguaje con precisión → En lugar de "cultura woke", hablar específicamente de las luchas que representa.
2️⃣ Cuestionar la narrativa mediática → ¿Quién usa este término y con qué intención?
3️⃣ No caer en la deslegitimación del activismo → La lucha por los derechos humanos no es "exageración", sino una necesidad.
4️⃣ Construir nuevos discursos → Es hora de resignificar la justicia social más allá de etiquetas.
El desafío ahora es recuperar "woke" como lo que realmente es: un llamado a la conciencia social y a la justicia. Como bien señala Lê Kissu, por ahora debemos repensar el uso del término para evitar que siga siendo instrumentalizado en contra de los movimientos de derechos humanos.
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